Está muy bien prepararse para el futuro. Pero, tanto si empezamos un nuevo negocio, como si llevamos una trayectoria en nuestra tienda física y/u online y nos estamos planteando cambios, es conveniente tener los pies en la tierra y hacer una reflexión sobre nuestro logo.
Si ya tenemos uno
En mi trayectoria como diseñadora, me encuentro a menudo comercios que:
- No tienen un logotipo correctamente diseñado.
- No lo aplican bien.
- Directamente, no lo tienen.
- Lo que es peor, y muy común, tienen varios logos y los usan indiscriminadamente…
Cuando un logo no está correctamente diseñado, suele ser por alguno de estos motivos:
- No se lee correctamente, porque la letra es pequeña, poco clara o los colores no tienen contraste.
- No se entiende la intención. A veces, elegimos ideas rebuscadas para ser originales y hay gente que incluye elementos en su logo de los que solo ellos saben el significado.
- Vendemos un producto de calidad y nuestra marca gráfica no tiene la calidad suficiente.
- En su momento nos pasamos de modernos y ahora nuestro logo, digamos que es vintage.
En el supuesto de tener un logotipo bien diseñado y que funcione, solemos cometer otro error: no lo aplicamos bien, por ejemplo, en redes sociales. Se ven a menudo, distorsionados, no se respeta su color corporativo o no se leen porque están muy pequeños o simplemente, no están, porque no se nos ha ocurrido incluirlos en las piezas graficas o videos que hacemos.
Cuando no tenemos logo, es evidente, necesitamos uno. Si, usamos varios logos diferentes en publicaciones, rótulo, packaging, uniformes o incluso vehículos, debemos plantearnos que igual ninguno funciona y este es el momento de renovarnos.
Si empezamos un nuevo negocio
Tendremos una marca gráfica, que vamos a aplicar en diferentes soportes, tanto físicos como online. Cuando no funciona, hay que cambiarlo al poco tiempo y puede conllevar repetir aplicaciones de elevado precio, como el rótulo. En el caso de una tienda online, el esfuerzo y gasto que se ha hecho en comunicación y en redes sociales, puede caer en saco roto.
El no gestionar bien el diseño del logotipo en una fase inicial, provoca, en el mejor de los casos, arrastrar errores de incongruencia durante gran parte de la vida del comercio.
La solución para todos estos problemas: buscar un buen profesional, un diseñador gráfico que nos ayude a redefinir nuestro logotipo. Y un consejo: lo simple funciona porque lo entiende todo el mundo.
Ahora que ya tenemos logo nuevo, solo nos queda aplicarlo bien. Eso es ya otra historia.