En el mundo actual, la igualdad de oportunidades y la no discriminación son pilares fundamentales que todas las empresas, incluidos los comercios, deben garantizar. Más allá de un compromiso ético, la igualdad es una obligación legal que fomenta entornos inclusivos, respetuosos y libres de prejuicios.
Las normativas sobre igualdad establecen que los comercios, independientemente de su tamaño, deben prevenir y evitar cualquier forma de discriminación. Esto abarca tanto las relaciones laborales como la interacción con clientela, la proveeduría o cualquier grupo relacionado con la actividad comercial.
Una de las principales responsabilidades es prevenir el acoso, ya sea sexual o por razón de género. Para ello, se debe contar con protocolos claros y accesibles que permitan a las personas trabajadoras reportar situaciones de acoso sin miedo a represalias. También es esencial ofrecer formación en igualdad y sensibilización para fomentar un entorno de respeto mutuo.
Si el comercio cuenta con 50 o más personas empleadas, está obligado a desarrollar e implementar un Plan para la igualdad. Este debe incluir un diagnóstico de la situación, fijar objetivos claros y establecer medidas concretas para eliminar desigualdades. Además, el Plan debe ser consensuado con la representación legal de las personas trabajadoras y registrado en los organismos competentes para garantizar su validez y cumplimiento.
Otro requisito fundamental es el registro retributivo, obligatorio para todos los comercios con personal contratado, independientemente de su tamaño. Este documento asegura la transparencia salarial al proporcionar información detallada sobre las retribuciones de toda la plantilla, desglosadas por sexo y categorías profesionales. Este ejercicio permite identificar y corregir posibles desigualdades en las retribuciones entre mujeres y hombres, promoviendo la equidad salarial como principio rector.
Asimismo, los comercios deben garantizar la accesibilidad de sus instalaciones y servicios para todas las personas, incluyendo aquellas con discapacidad. Esto implica eliminar barreras físicas y tecnológicas, asegurando una experiencia equitativa para quienes interactúan con el comercio.
En el ámbito de la comunicación y la publicidad, es crucial evitar mensajes que refuercen estereotipos de género o cualquier tipo de discriminación. Adoptar un enfoque inclusivo en los contenidos refuerza la imagen del comercio como un espacio responsable y comprometido con los valores de igualdad.
Cumplir con estas obligaciones no solo evita sanciones legales, sino que también contribuye a construir un comercio más justo y humano, donde cada persona se sienta valorada y respetada. Apostar por la igualdad es clave para generar confianza, fidelizar a la clientela y fortalecer el compromiso social del comercio.