En plena cuarta ola del feminismo y, mejor dicho, en el contexto de los feminismos, seguimos cuestionándonos cómo hacer las cosas de la mejor manera posible para llegar a todas las personas desde el respeto, la equidad y la inclusión. El comercio urbano, por su cercanía con la comunidad, tiene un rol clave en la construcción de una sociedad más igualitaria.
A lo largo de la historia, grandes mujeres como Olympe de Gouges, Kimberlé Crenshaw, Mary Wollstonecraft o Simone de Beauvoir han liderado la lucha por la igualdad. Desde la conquista de derechos fundamentales como el voto o la participación en la vida académica y laboral, hasta la defensa de la autonomía sobre el cuerpo y la sexualidad, el movimiento feminista ha sido la bandera de este cambio. Hoy hablamos de feminismos, porque entendemos que existen diversas perspectivas y realidades que deben ser reconocidas, como el feminismo negro, el feminismo trans, el ecofeminismo, y la teoría queer, entre otros.
La lucha por la igualdad ha sido ardua, y aunque hemos avanzado, las mujeres seguimos enfrentando desventajas debido a las múltiples capas de discriminación que nos atraviesan. En este contexto, el comercio tiene la oportunidad de ser un espacio de cambio.
Cuantas más características privilegiadas tengamos, menos discriminaciones experimentaremos. En el comercio, esto implica que algunas personas puedan tener acceso más fácil a servicios o productos, mientras que otras queden fuera. Como comerciantes, es fundamental reflexionar sobre a quiénes estamos excluyendo sin querer, y cómo podemos modificar nuestras prácticas para que haya más inclusión.
Como establecimiento comercial, ¿te has preguntado alguna vez a quiénes estás dirigiendo tu negocio? ¿Estás creando un ambiente en el que todas las personas se sientan bienvenidas, sin importar su origen, su identidad o sus capacidades? En un mundo donde la discriminación aún es una realidad para muchas personas, es esencial que el comercio trabaje en la construcción de un espacio inclusivo. Esto incluye prácticas como ofrecer un trato respetuoso y digno a todas las personas, garantizar que tus servicios sean accesibles para personas con discapacidad, y valorar la diversidad de género y de identidades en tu equipo y en tu clientela.
La igualdad es cosa de todas las personas, y los establecimientos comerciales tienen el poder de ser agentes de cambio. Al tomar decisiones conscientes sobre cómo estructurar nuestros servicios, productos, y formas de comunicación, podemos contribuir a una sociedad más justa y equitativa. Es hora de dejar fuera la exclusión y trabajar en colaboración por una igualdad real que llegue a todas las personas.